Aminatou Haidar corre ya serio peligro tras 22 días sin comer.
—Claro que lo corre y por eso proclamamos desde el comienzo un llamamiento internacional, para evitar esta injusticia y este atropello a los derechos humanos. Aminatu es víctima de ese atropello y es el símbolo de un sufrimiento colectivo que se lleva arrastrando el pueblo saharaui desde hace 34 años.
—¿De quién es la responsabilidad?
—Es obvio que el inductor es Marruecos, pero España hace la vista gorda. Aminatou simboliza el ardor y el afán de los saharauis que no es otro sino oponerse a la invasión marroquí. Cuando España dejó el territorio en 1975, Aminatou tenia siete u ocho años; no conocía España ni tampoco sabía nada del Frente Polisario. Pero, con los años, inició una lucha de rechazo a la ocupación marroquí. Y su lucha demuestra el fracaso de Marruecos.
—¿Qué fracaso?
—El fracaso de una política basada en el terror, la corrupción y el uso de las armas para dominar a la población saharaui. Por eso, la decisión de Aminatu, siendo personal, trata de interpelar a la conciencia de España y del mundo sobre el drama de su pueblo.
—Pero España ha sido siempre consciente de la diversidad saharaui, apelando a Naciones Unidas para resolver el conflicto.
—España va a lo fácil, que es extender la alfombra roja a Marruecos a pesar de que Marruecos incumple, de forma reiterada la Carta de Derechos Humanos. Vamos a ver, en marzo, en plena presidencia española en la Unión Europea, está previsto un respaldo institucional, económico y comercial a Marruecos cuando no merece esa atención, porque incumple todos los preceptos de los derechos humanos. Mantiene a decenas de presos de conciencia, no admite la discrepancia política, ni la libertad de expresión, ni la libertad de opinión. ¿Éste es el socio que quiere Europa?
—Para España es un vecino estratégico, con delicadísimos intereses en juego, como la lucha conta el terrorismo, el narcotráfico, la inmigración ilegal, Ceuta y Melilla...
—Pero es que todas las políticas de apoyo de España y la Unión Europea con Marruecos han fracasado. Marruecos no es más democrático; tiene más pobres, es más inestable, produce más hachís... No para de chantajear a España y cada vez chantajeará más y más.
—¿Es Aminatou Haidar una moneda de cambio?
—Los saharauis no estamos dispuestos a que se compare con monedas de cambio. Tenemos la razón, nos ampara el Derecho Internacional y la el hecho de que ni un sólo país del planeta reconoce la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui. Ni uno. En cambio, a la RASD la reconocen más de 80 países.
—Brasil está cerca de ese reconocimiento.
—Lo está.
—¿Temió en algún momento que la lucha de Haidar acabara con esta situación de riesgo para su vida?
—Aminatou puede cambiar el curso de la historia del pueblo saharaui. Y España tiene que saberlo y asumirlo. El impacto y la influencia de su lucha, en la que no está sola, trasciende cualquier esfera de análisis. El enviado especial de Naciones Unidas, Christopher Ross, ha suspendido su visita a El Sáhara prevista para este mes. Y ham ostrado un tono preocupante que el propio secretario general, Ban Ki Mon, ha expresado públicamente. El clima de terror que se vive en Marruecos es ya conocido por todos, como los siete activistas encarcelados en Rabat o los 45 presos políticos procesados sin garantías jurídicas.
—¿Pero era previsible este clima de radicalización de las partes?
—Tarde o temprano, Marruecos iba a reaccionar por algún sitio. El discurso de Mohamed VI, el 6 de noviembre, nos antipacaba que no se iba a quedar de brazos cruzados cuando veía que la comunidad internacional se inclinaba a favor de un Sáhara libre. Ese discurso nos marcó una hoja de ruta en la que ‘o eras marroquí o allá tú’, pero con Aminatou no tuvo el coraje de meterla en la cárcel, por eso, le dejó el trabajo sucio a España.
—España ha pedido la mediación de Argelia.
—Es que la cooperación euromagrebí depende de la solución del conflicto saharaui. El desarrollo está hipotecado y la solución es la autodeterminación por referéndum del pueblo saharaui.
—El cónsul en Canarias asegura que el 95% de los saharauis se declara promarroquí.
—¿Y, entonces, por qué no convoca el referéndum, si tiene tantas adhesiones? Han perdido la batalla. Marruecos no quiere ningún acuerdo porque usa El Sáhara Occidental para tapar sus problemas internos, como el déficit de democratización y de espacios de libertad.
—¿Hay solución para Haidar?
—La decisión de Aminatu es personal y tememos por su vida, pero respetamos lo que decida, aunque nos duela en el alma. La solución es que vuelva a su casa, pero Marruecos no quiere, a pesar de que es el gran fracaso de su política exterior. Y para España también, que va a asumir un problema de conciencia por alentar el terror marroquí.
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