Denuncian el abandono de dos saharauis rechazados por españoles y marroquíes

Al menos dos ciudadanos saharauis se encuentran en Melilla, uno de ellos ingresado en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), después de que hubiesen sido trasladados desde Canarias para su expulsión a Marruecos vía Beni-Enzar. Al parecer, ambos han sido rechazados por las autoridades magrebíes ya que portan documentación de la República Árabe Saharaui Democrática.

El problema de estos dos inmigrantes reside en el hecho, según han denunciado las organizaciones humanitarias de Melilla, de que Marruecos los considera argelinos o mauritanos, pese a lo que también se les niega la estancia en el CETI al considerarlos las autoridades españolas como marroquíes. Las mismas organizaciones han llevado su caso ante la Delegación del Gobierno ya que, en otros casos, tras ser rechazados por Marruecos, han sido devueltos al archipiélago canario para su internamiento y posterior envío a la península. En cambio, al menos uno de los dos lleva ya más de tres meses en la ciudad autónoma en una situación rayana con el limbo ya que, después de que fuese detenido en Canarias cuando se dirigía a rezar, fue trasladado a Melilla para su expulsión.

Lejos de volver a su internamiento en Canarias, el joven saharaui ha permanecido en Melilla sin que las actuaciones iniciadas por los colectivos humanitarios ante las autoridades españolas hayan dado frutos. Denuncian que, al hablar árabe, se les traslada automáticamente para su expulsión a Marruecos de donde ha sido devuelto a Melilla ya en dos ocasiones.

Las organizaciones que se han hecho cargo de él se plantean elevar esta situación a instancias nacionales ante la falta de respuesta de la Delegación del Gobierno que no ha permitido su ingreso en el CETI. El caso concreto de éste resulta más complicado, explican, ya que parte de su familia pertenece al Polisario, por lo que temen posibles represalias si, al final, es trasladado a Marruecos. Se trata de un pastor de camellos natural de El Aaiun que, después de varios años viviendo con unos familiares en Canarias llegó a alcanzar la península.