Lo ha dicho la propia Aminetu Haidar: ha sido un triunfo de los derechos humanos, del derecho internacional, de la justicia y de la causa saharaui. Aminetu Haidar se ha ganado de sobra el apodo de "Gandhi saharaui"”. Desde el principio tenía claro lo que quería y lo ha defendido con tenacidad. Quería volver a su casa con sus hijos y lo ha conseguido.
Ella no ha hecho ninguna concesión, ni siquiera esa petición de perdón a Mohamed VI que le exigía Marruecos; con la cual, por cierto, el régimen marroquí ha demostrado que se ve a sí mismo como una monarquía de la Edad Media, cuando los reyes decidían sobre la vida y la muerte de sus súbditos.
Pero, al mismo tiempo que ha defendido sus derechos individuales, Aminetu Haidar ha defendido la causa saharaui. Gracias a ella, el mundo ha vuelto a acordarse de los miles de saharauis que viven en el Sáhara Occidental bajo la ocupación marroquí y de los miles de saharauis que sobreviven como pueden en el desierto argelino.
Marruecos ha cedido finalmente porque España y, sobre todo, Estados Unidos y Francia, los dos principales aliados de Marruecos, le han hecho ver que este asunto le empezaba a causar un importante daño internacional. Que el plan de autonomía para el Sáhara ofrecido por Rabat y rechazado por el Polisario no tiene credibilidad si al mismo tiempo Marruecos trata mal a los saharauis. Y que el acuerdo de asociación reforzada entre Marruecos y la Unión Europea, que se firmará probablemente en marzo, no podía seguir adelante si Aminetu moría.
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