De oro. Ese es el calificativo que mejor describe la situación económica del rey de Marruecos, Mohamed VI, después de diez años de reinado. Y es que la red del máximo dirigente del país magrebí se extiende no sólo a todos los poderes institucionales, sino a casi todos los sectores productivos.
Sus tentáculos abarcan desde el sector de la minería, de donde proceden la mayor parte de sus ingresos por la explotación de minas de fosfato, precisamente en el Sáhara, hasta el sector de las telecomunicaciones, la energía, el inmobiliario o el de la distribución.
En la cúspide de este imperio económico se encuentra Siger, la empresa de la familia real que Mohamed VI heredó de su padre Hassan II al ser coronado como rey de Marruecos y sobre la que pesa un total secretismo acerca del capital que mueve.
En las manos adecuadas
Según contaba recientemente el periodista Ahmed Benchemsi en la revista marroquí Telquel, como cabezas visibles de Siger se encuentran un número de elegidos por el rey, muy afines al mismor, y que ocupan puestos de máxima relevancia en la política marroquí.
La compañía posee el 60% de Société Nationale d'Investissement (SNI) y el 5% de Omnium Nord Afrique (ONA), de la que controla otro 35% a través precisamente de SNI, y cuyo presidente y consejero delegado es Mouatassim Belghazi, una de sus personas de confianza.
En total, el valor bursátil de todas las filiales que dependen de Siger se eleva a 160.000 millones de dirhams (14.115 millones de euros), lo que representa el 30 por ciento de la capitalización global de la Bolsa de Casablanca. La fortuna personal del monarca asciende, según los últimos datos de la revista Forbes, a 2.500 millones de dólares (1.750 millones de euros aproximadamente). Aunque para la mayoría de los marroquíes, Mahomed VI es Su Majestad, para sus 21.450 trabajadores, con todo este poder, es simplemente el patrón.
Los fosfatos
En todo el entramado empresarial juega una vital importancia el territorio saharauí, ocupado por su padre en 1975 mediante la Marcha Verde. Marruecos controla, gracias a esto, casi la mitad de las reservas mundiales de fosfato.
El rey Mohamed VI, a través de la compañía minera Managem, de la que posee el 78 por ciento del capital, habría conseguido incrementar su fortuna en mil millones de dólares, según Forbes, gracias precisamente al control de este lucrativo negocio y a la espectacular subida del precio del fosfato a nivel mundial.
Aunque la complicada situación económica ha obligado a rebajar el precio de la tonelada de esta sal química por debajo de los 200 dólares, frente a los 500 que alcanzó en julio de 2008, el rey Mohamed VI ha conseguido ascender en la lista Forbes de los monarcas más ricos hasta el puesto número 7 y amasar una fortuna similar a la que atesora la Reina de Inglaterra. Baste decir, que en el último año, Marruecos se consolidó como el tercer mayor productor del mundo en fosfatos detrás de China y EEUU, al extraer 28 millones de toneladas. El fosfato, clave en los fertilizantes y por tanto en la producción mundial de alimentos, está prácticamente monopolizado por la realeza marroquí, con la mayor parte de las minas en el territorio ocupado del Sáhara Occidental.
Este hecho, ha provocado que Carlos Ruíz Miguel, el catedrático de Derecho Constitucional y miembro del Western Sahara Resource Watch, una red internacional de vigilancia de los recursos naturales del Sáhara Occidental, se pregunte en su blog si "la ocupación de este territorio es un sacrificio o un negocio para Marruecos".
Entramado empresarial
En cualquier caso, la mayoría de las participaciones que posee Mohamed VI no sólo en el sector de la minería, sino también en distribución, finanzas, telecomunicaciones, el sector agroalimentario, energía, inmobiliario y construcción corresponden al grupo ONA, cuyas cifras han dado por completo la espalda a la crisis.
Según los últimos datos consolidados de la compañía, durante los seis primeros meses de este año alcanzó unos beneficios netos de 157,3 millones de euros, lo que supone un 97,1% más que en el mismo periodo de 2008. Del mismo modo, la cifra de negocio ascendió a 1.609,3 millones de euros, un 2,6% más que el año anterior. Y si se comparan los resultados anuales de 2007 y 2008 los datos son igual de impresionantes.
Y como no podía ser de otra forma, el patrimonio del rey de Marruecos se multiplica con la misma rapidez que las finanzas de sus empresas. El rey de las rocas, como lo denomina la revista Forbes, es propietario de 12 palacios, cuyo coste de mantenimiento alcanza la friolera de un millón de dólares (casi 700.000 euros) anuales.
Además, posee parte de las tierras confiscadas a los colonos franceses y varias residencias de lujo en el extranjero, una mansión de 200 habitaciones y un parque de 400 hectáreas, según el seminario independiente marroquí Le Journal Hebdomadaire. Mohamed VI, que se proclamó, a su llegada al poder, como el rey de los pobres se convierte, así, en el rey de las finanzas.
Relaciones comerciales
La importancia del Sáhara en sus negocios es una de las razones que explican su mala relación con España, materializada no sólo con el caso Haidar, sino también con la ocupación de la isla de Perejil, la constante reivindicación sobre Ceuta y Melilla y las amenazas sobre la inmigración. Y eso que nuestro país es el segundo proveedor y cliente el reino alauita, por detrás tan sólo de Francia.
El pasado jueves, durante una conferencia en Madrid, el ministro marroquí de Economía, Slaheddine Mazzouar, se empeñaba, sin embargo, en tratar de calmar los ánimos. Además de culpar a Argelia, "que trata de tener un estado satélite al sur de Marruecos (Sáhara) y conseguir así una salida al océano", Mazzouar pidió a las empresas españolas que "olviden las turbulencias e inviertan en Marruecos".
Mohamed VI. Imagen: Archivo
La balanza comercial, de hecho, es ligeramente favorable ya a nuestros intereses. En 2008 les vendimos productos por un importe de 2.868 millones de euros y los marroquíes a su vez exportaron a España por otros 2.368 millones.
Aldo Olcese, presidente de la Comisión Económica del Comité Averroes para la Relación Hispano-Marroquí, está convencido de que "la relación se mantendrá, a pesar de que cada año surge un motivo de tensión". En este sentido, se muestra especialmente crítico con lo ocurrido en la madrugada del pasado miércoles en el aeropuerto de Barajas, cuando el ministro de Economía marroquí llegó procedente del país magrebí y fue retenido durante 45 minutos hasta que llegó la Policía. "Esperemos que la sangre no llegue al río, pero eso es una afrenta en toda regla". Ante todas estas tensiones, sólo una salida. "Debemos conocernos mejor", dice.
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