Vista de una calle del barrio de Casa Piedra, en El Aaiún, donde se encuentra la vivienda de la activista saharaui Aminatu Haidar.EFE
Casa Piedra, el barrio de El Aaiún donde se encuentra la casa de Aminatou Haidar seguía ayer sitiado por la Policía marroquí, que mantenía cortadas todas las vías para acceder a su calle. Periodistas, conocidos de la familia, saharauis de a pie e, incluso, el médico de la activista, el doctor Domingo de Guzmán, que la acompañó desde Lanzarote, vieron cómo los agentes les cerraban el paso.
La propia Haidar tuvo que salir de su casa y caminar unos 50 metros apoyada en dos familiares y con mucha dificultad por su atrofia muscular para pedir a los policías que permitieran llegar a la casa al médico, a quien finalmente se le franqueó el paso. No así a los periodistas. Las entrevistas con la defensora de derechos humanos se han acabado por orden de la autoridad.
"El caso Haidar ha evidenciado las grandes violaciones de derechos humanos que se cometen en el Sáhara ocupado", explica en su casa Ahmed Sbai, presidente del Comité de Protección de los Presos Políticos Saharauis. "Después del retorno de Aminatou, se abrirá un pequeño espacio de libertad", cree este activista. A su lado, Hassana Douichi, de otra asociación, asiente y relata que un hermano de Brahim Dahan, uno de los siete presos políticos encarcelados en la prisión de Salé, cerca de Rabat, por haber visitado los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, le comentó a su hermano que ahora "las cosas van a cambiar".
Gandhi saharaui
"La huella del caso Haidar ya se está notando, sobre todo en los jóvenes", afirma Douchi. Y pone un ejemplo: el de las dos chicas que el viernes fueron detenidas en Casa Piedra por repartir octavillas con el rostro de la Gandhi saharaui. "Cuando la Policía les presentó su declaración para que la firmaran, en sus datos personales, ponía que su nacionalidad era marroquí. Una de las chicas se negó a firmar aduciendo que su nacionalidad era la saharaui, mientras que la otra aseguró que no podía precisar cuál era su nacionalidad, dado que su pueblo no se había autodeterminado", explica Douichi. Estas dos jóvenes ya han sido liberadas.
La historiadora Claudia Barona coincide con los activistas en que "se ha abierto una puerta interesante". Esta experta en el Sáhara, autora del libro Hijos de la nube, considera que el regreso de Haidar dará paso a un "nuevo escenario protagonizado por la sociedad civil saharaui".
"Hasta 2005 (cuando empezó la Intifada saharaui), la población de los territorios ocupados había vivido bajo el silencio. La resistencia pacífica hizo entonces que se empezara a conocer la lucha de este pueblo", recalca Barona.
Un aspecto fundamental para explicar por qué la situación ha cambiado es el carácter pacífico de la lucha por la autodeterminación en el Sáhara Occidental: "Ya no estamos hablando de un enfrentamiento de Marruecos con el Ejército del Polisario, ni siquiera del Polisario en sí mismo, sino de la sociedad civil saharaui. Hay un pueblo que no está contento, como se vio anteayer (el día que volvió Haidar) en la calle", subraya Barona.
El pueblo saharaui, precisa, "tiene una tradición oral muy importante. Y si te fijas, la gente aquí tiene una enorme necesidad de ser escuchada, de que se respete su derecho a la libertad de expresión, su cultura y su autodeterminación".
"Veo un cambio. Creo que viene una nueva etapa de resistencia en el Sáhara. La vuelta de esta dama, su resistencia pacífica, su figura, han sido pasos para pasar del silencio a la palabra. Vea usted a esta señora pequeña, flaquita, y lo que logró hacer sólo con sus palabras", recalca esta estudiosa.
"Tienen miedo"
La "victoria" que, según los activistas saharauis, ha representado la vuelta Haidar ha hecho que "los marroquíes tengan miedo", se felicita Mohamed Mayara, del Comité Ejecutivo de la Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de los Derechos Humanos cometidas por el Estado Marroquí (ASVDH).
"Tener a Haidar aquí ha dado ánimos a los saharauis. Ella ha roto las reglas que marcó el rey en su discurso del 6 de noviembre, en el que nos amenazó", considera este activista.
Mayara y su asociación han calculado el número de víctimas de la intervención policial del jueves, la noche de la llegada de Haidar a El Aaiún. Asegura que al menos 30 personas sufrieron algún maltrato, y que diez resultaron heridas, pero que estas cifras pueden ser mayores por "la dificultad de acceso a los heridos".
La Policía ha vetado todo conato de manifestación en El Aaiún. Sin embargo, ayer hubo una celebrada sin problemas. Unas doscientas personas se concentraron frente al Palacio de Congresos en apoyo de la marroquinidad del Sáhara. Con fotos del rey Mohamed VI y enarbolando banderas marroquíes, dieron vivas al rey y al "Sáhara marroquí". Unos hombres, vestidos de negro o en chándal filmaban a los periodistas extranjeros.
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