Han sido, probablemente, los dos periodistas francófonos más influyentes de Marruecos y aquellos que dirigieron la publicación más independiente. Su semanario, Le Journal Hebdomadaire, fue cerrado en enero por la justicia y ambos están ahora exiliados en España. Por el momento, sólo se ha salvado de la quema Fadel Iraqi, el empresario que financió la revista.
Aboubakr Jamai, fundador, director y después editorialista de Le Journal, está casado con una española. Se ha instalado legalmente con toda su familia en Murcia, la ciudad de donde ella es originaria. "No ejerceré más el periodismo en Marruecos", ha declarado. "He optado por el exilio voluntario".
Alí Amar, fundador y director durante dos años del semanario, deambuló unos días por Madrid en situación irregular hasta que el Gobierno español le concedió la semana pasada una tarjeta de residencia, por unos meses, por razones humanitarias.
Amar es además el autor de un libro (Mohamed VI, el gran malentendido), publicado en París la pasada primavera, que ha incrementado aún más la animadversión que ya le profesaban las autoridades marroquíes por su antiguo vínculo con Le Journal.
El semanario nació en noviembre de 1997, tres días después de que los socialistas marroquíes llegasen al Gobierno, por primera vez, de la mano del rey Hassan II. "Eramos los hijos de esa alternancia política y nos inspirábamos en EL PAÍS de la España de la transición", recuerda Jamai.
Le Journal fue el primero en criticar a Driss Basri, el entonces todopoderoso ministro de Interior de Hassan II; en osar entrevistar al líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz; en investigar los negocios inmobiliarios en Washington del que fue ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa; y en dudar incluso de la capacidad de trabajo del rey Mohamed VI.
¿Qué hace el Rey? fue uno de sus más célebres titulares de portada, ilustrado con la fotografía de un trono vacío. Aquel atrevimiento -algunos lo tachaban de insolencia- disparó las ventas hasta 25.000 ejemplares en un país en el que la mitad de la población es analfabeta.
En la redacción de Le Journal trabajaron algunos de los pesos pesados del periodismo marroquí como Alí Lmrabet, que pasó ocho meses en la cárcel y vive ahora en Barcelona, o Hassan Aourid, al que el rey convirtió después en portavoz de palacio.
Boicoteado ya por los anunciantes, a Le Journal le llovieron además los juicios. Desde Benaissa hasta un think tank bruselense que vincula al Polisario con el terrorismo lograron que le impusieran cuantiosas multas. Pero la puntilla se la dio la Seguridad Social marroquí, que reclamó judicialmente una deuda de 450.000 euros a Media Trust, la sociedad a la que perteneció Le Journal hasta 2003.
Ante la imposibilidad de cobrarla persiguió a Trimédia, la actual propietaria, y además de sus bienes han sido incautadas las cuentas y propiedades de Jamai y Amar. Como su monto no cubre aún la deuda, ambos periodistas podrían ir a la cárcel.
"Es verdad que la deuda era enorme -como la de muchos otros medios marroquíes-, pero no por culpa de una mala gestión, sino a causa del acoso judicial", sostiene Amar. "Ha sido una muerte programada", insiste.
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