27/5/09

Ani Sequeira y el Sahara

LUIS LEÓN BARRETO A finales de 1975 y comienzos del 76 se consumó el desgarro canario-saharaui. Durante décadas allí hubo cientos de familias que se enamoraron del territorio, trabajaron y tuvieron hijos, fundaron sus pequeños negocios, dejaron una huella que a pesar de las circunstancias adversas intenta mantenerse. Por eso cuando Ani Sequeira Morales celebró su 57 cumpleaños en El Mayorazgo, frente a Tara, la reunión se convirtió en una fiesta de amistad entre los dos pueblos. Allí estaba Luis, su marido, allí Muleika, la saharaui cuyos tres niños siguen estudiando en las islas para preservar su español, allí dirigentes y colaboradores de ONGs que mandan libros, juguetes, donaciones de material escolar con las que se intenta que no se borre la huella insular. El cumpleaños de Ani fue, por tanto, una fiesta de la amistad que salta más allá de la política y las circunstancias del momento. Pues la política y las circunstancias geoestratégicas son cambiantes, pero los sentimientos están por encima del mar que nos separa. En aquel mediodía de sábado había gente peninsular y canaria que convivieron en Villa Cisneros y El Aaiún con el noble pueblo saharaui, con el que establecieron lazos que el paso de los años no ha podido borrar. Ani Sequeira y sus amistades han llevado libros con los que se ha abierto una biblioteca en español en El Aaiún y otra en Villa Cisneros, actual Dakhla. Son donaciones de particulares: libros, libretas, bolígrafos, lápices, y hasta recogida de juguetes en el mes de febrero. Como se ve los lazos humanitarios pesan más que otras circunstancias. Ani, tan ilusionada como siempre por la vida, tan luchadora frente a la enfermedad, con su marido Luis Rodríguez y los tres hijos: Noemi, Silvia y Jorge. Con Inma y Paco, con Enrique y Carmina. Ani y Luis nos explican que las autoridades marroquíes que regentan el territorio –desde el gobernador hasta los puestos inferiores del funcionariado- les dan facilidades, y que cada uno de sus desplazamientos revive el calor fraternal de quienes compartieron tantas cosas. El Sáhara es, igual que las islas, un lugar que genera una magia especial. El desierto atrapa, igual que la carne de camello, los atardeceres en las dunas, el abrazo del Atlántico. El cumpleaños de Ani Sequeira demostró que los mestizajes funcionan, el apellido Sequeira por cierto llegó hace décadas desde Portugal a estas islas, y también la familia Sequeira de aquí procura mantener sus vínculos humanos con los Sequeira de allá. Por todas estas circunstancias, cada cumpleaños de Ani es mucho más que un cumpleaños. Pues se trata de un reencuentro con gente que se niega a hacer tabla rasa de su pasado, gente que por encima de todo mantiene la mirada franca y la mano tendida. Si las islas occidentales –desde Tenerife a El Hierro– orientaron su emigración hacia América, las orientales tuvieron más cercanía hacia los territorios del continente próximo, y por eso pescadores, marinos, militares, funcionarios de Unelco, la banca y otros servicios, siguen teniendo la mirada puesta en el espacio donde pasaron años inolvidables, en el lugar que en su día fue una provincia española y donde todavía se mantienen ámbitos basados en las buenas intenciones para preservar la convivencia de las dos culturas.

Fuente:laopinion

No hay comentarios: