«Cuando el embajador Gamero aseguró que podía haber una desgracia con la "marcha verde", el ministro Benhima nos dijo: "El rey Hassan II ya tiene borrados a miles de marroquíes"»
Gijón, J. MORÁN
Tensiones en Marruecos. «Después fui destinado a Marruecos, cuatro años, de segundo jefe de embajada, y el embajador era Adolfo Martín Gamero. Con Marruecos había tensiones por todo: la pesca, Ceuta y Melilla, problemas en la frontera?, pero el problema de fondo era el Sahara. La postura oficial de Marruecos era decirnos que no iban a hacer nada mientras estuviera España allí y que no pasarían a vías de hecho. Pero que el día que España diera un paso atrás, ellos daban un paso a delante, porque su tesis era que el Sahara podía ser la forma de que Argelia rodease a Marruecos, hacia el Atlántico. En aquel momento, Argelia tenía un gobierno socialista y estaba muy bien relacionada con la Unión Soviética y eso influía en la postura de EE UU y de Francia. En el fondo, era un problema de ver quien predominaba en el Magreb, y Marruecos no quería ser cercado. Cuando España empezó a plantear la autonomía, Marruecos dijo que ni hablar, que después vendría el Estado libre asociado, y después la independencia y que por ahí no pasaban».
l Tachados 30.000 marroquíes. «Y nos montaron la "marcha verde". En la Embajada sabíamos que se estaba preparando algo porque se filtraba lo que decía el rey Hassan II, pero pensábamos que se trataba de una guerrilla, como la del Ifni. Pero llegó la "marcha verde", y nos parecía un poco fantástico lo de las 300.000 personas, con el Rey a la cabeza. Iniciaron la concentración y la marcha hacia el Sur. Pasaron por Rabat, por delante de la Embajada. Entonces hubo una serie de contactos. Decían que con el ministro Pedro Cortina no querían tratar, porque le veían antimarroquí. Hablaron con el ministro Solís, en una serie de encuentros que no se hicieron a través de la Embajada. Se llegó a un acuerdo: la «marcha verde» entraría unos kilómetros en el Sahara, dirían que habían tomado posesión y se retiraban; e inmediatamente se iniciaban las conversaciones en Madrid. Este acuerdo trascendió a la prensa. Yo creo que lo filtraron los marroquíes, aunque ellos decían que había sido España. Entonces, el único ministro que había quedado en Rabat, porque el Rey ya estaba en Agadir, en el Sur, habló con el embajador. Era Mohanmed Benhima: "El rey ha perdido la cara -por trascender el acuerdo-, y mañana a la seis de la mañana arranca la marcha verde". El embajador repuso: "Pero usted se da cuenta de lo que es esto; nuestro Ejército no puede retroceder porque vengan mujeres, niños, hombres, cantando y leyendo el Corán. Puede haber una desgracia". Y recuerdo la respuesta que Benhima: "Sa Majesté a déjà 30.000 Marocains rayés", "su Majestad el Rey ya tiene borrados 30.000 marroquíes", es decir, que los daba por muertos. Gamero llamó a Madrid y le dijeron que estaban dispuestos a iniciar ya las conversaciones y que fuera una delegación a Madrid. Lo comunicó y a la mañana siguiente nos dijeron: "El Rey dice que está dispuesto a comenzar las negociaciones, pero que no va nadie a Madrid porque allí le engañan. Que vengan aquí y que no venga Cortina, que con él no quiere trato". Entonces fue Antonio Carro, vicepresidente del Gobierno, a Agadir y allí se negociaron los acuerdos: la cesión de la administración del Sahara a Marruecos y a Mauritania y que la soberanía se vería después. Y hasta hoy».
Fuente:NuevaEspaña
Tensiones en Marruecos. «Después fui destinado a Marruecos, cuatro años, de segundo jefe de embajada, y el embajador era Adolfo Martín Gamero. Con Marruecos había tensiones por todo: la pesca, Ceuta y Melilla, problemas en la frontera?, pero el problema de fondo era el Sahara. La postura oficial de Marruecos era decirnos que no iban a hacer nada mientras estuviera España allí y que no pasarían a vías de hecho. Pero que el día que España diera un paso atrás, ellos daban un paso a delante, porque su tesis era que el Sahara podía ser la forma de que Argelia rodease a Marruecos, hacia el Atlántico. En aquel momento, Argelia tenía un gobierno socialista y estaba muy bien relacionada con la Unión Soviética y eso influía en la postura de EE UU y de Francia. En el fondo, era un problema de ver quien predominaba en el Magreb, y Marruecos no quería ser cercado. Cuando España empezó a plantear la autonomía, Marruecos dijo que ni hablar, que después vendría el Estado libre asociado, y después la independencia y que por ahí no pasaban».
l Tachados 30.000 marroquíes. «Y nos montaron la "marcha verde". En la Embajada sabíamos que se estaba preparando algo porque se filtraba lo que decía el rey Hassan II, pero pensábamos que se trataba de una guerrilla, como la del Ifni. Pero llegó la "marcha verde", y nos parecía un poco fantástico lo de las 300.000 personas, con el Rey a la cabeza. Iniciaron la concentración y la marcha hacia el Sur. Pasaron por Rabat, por delante de la Embajada. Entonces hubo una serie de contactos. Decían que con el ministro Pedro Cortina no querían tratar, porque le veían antimarroquí. Hablaron con el ministro Solís, en una serie de encuentros que no se hicieron a través de la Embajada. Se llegó a un acuerdo: la «marcha verde» entraría unos kilómetros en el Sahara, dirían que habían tomado posesión y se retiraban; e inmediatamente se iniciaban las conversaciones en Madrid. Este acuerdo trascendió a la prensa. Yo creo que lo filtraron los marroquíes, aunque ellos decían que había sido España. Entonces, el único ministro que había quedado en Rabat, porque el Rey ya estaba en Agadir, en el Sur, habló con el embajador. Era Mohanmed Benhima: "El rey ha perdido la cara -por trascender el acuerdo-, y mañana a la seis de la mañana arranca la marcha verde". El embajador repuso: "Pero usted se da cuenta de lo que es esto; nuestro Ejército no puede retroceder porque vengan mujeres, niños, hombres, cantando y leyendo el Corán. Puede haber una desgracia". Y recuerdo la respuesta que Benhima: "Sa Majesté a déjà 30.000 Marocains rayés", "su Majestad el Rey ya tiene borrados 30.000 marroquíes", es decir, que los daba por muertos. Gamero llamó a Madrid y le dijeron que estaban dispuestos a iniciar ya las conversaciones y que fuera una delegación a Madrid. Lo comunicó y a la mañana siguiente nos dijeron: "El Rey dice que está dispuesto a comenzar las negociaciones, pero que no va nadie a Madrid porque allí le engañan. Que vengan aquí y que no venga Cortina, que con él no quiere trato". Entonces fue Antonio Carro, vicepresidente del Gobierno, a Agadir y allí se negociaron los acuerdos: la cesión de la administración del Sahara a Marruecos y a Mauritania y que la soberanía se vería después. Y hasta hoy».
Fuente:NuevaEspaña
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