José M. Balbuena Castellano.-
Días pasados escuché el impresionante testimonio de dos patriotas saharauis, detenidos en el territorio ocupado por Marruecos. Intervinieron en la emisora tinerfeña Radio San Borondón, acompañados por Hamdi Manzour, representante del Polisario en Canarias que servía de intérprete.
Los dos sufrieron las consecuencias de la brutalidad y la represión de la policía de la monarquía alauita. Uno de ellos fue detenido por primera vez cuando era estudiante en un instituto. Llegaron policías de paisano, lo esposaron, le vendaron los ojos, y allí, delante de sus compañeros, empezaron a golpearle. Luego, sin comunicarle nada a los familiares del muchacho, lo encerraron en la famosa Cárcel Negra de El Aaiún, donde lo maltrataban y vejaban a diario. Posteriormente, lo condujeron a una cárcel militar de Rabat. Un juez, sin permitirle que actuara ningún abogado defensor, le condenó a 20 años de cárcel. Gracias a las instancias de Amnistía Internacional y otras organizaciones defensoras de los derechos humanos y de la autodeterminación del Sahara, pudo ser liberado. Más tarde fue detenido de nuevo y esta vez la condena que le impusieron fue de diez años de prisión que empezó a cumplir en la mencionada cárcel de la capital saharaui. A estos presos se les acusa de agitadores, de rebelarse contra la monarquía alauita. Pero ellos no son terroristas de Al-Qaeda, ni de ningún otro signo. Solamente se consideran patriotas saharauis que desean tener su propia nación, sin injerencias de nadie. Hace unos días, Mohamed Cherkaoui, sociólogo marroquí, profesor en la Sorbona y asesor de la ONU, abogó en Las Palmas por la autonomía de este territorio o su integración en el reino magrebí y afirma que un Sahara independiente sería un vasallo de Argelia, y un peligro para esta zona. Así mismo dijo que si hubiera petróleo en el Sahara “no habría ya salida alguna al conflicto”.
La otra persona que ofreció su testimonio en la citada emisora, también fue detenida dos veces. En la primera ocasión, no lo encontraron en su casa, y entonces anunció la policía marroquí que si no se entregaba se llevarían en su lugar a su padre, una persona muy mayor. No tuvo más remedio que comparecer ante la policía, que lo sometió después a malos tratos y vejaciones.
Como es habitual en la justicia marroquí, ambos prisioneros, aparte de las torturas y humillaciones, fueron encerrados con presos comunes. En las cáceles marroquíes existen muchos presos políticos, tanto saharauis como de Marruecos.
Contaron (y esto lo sabemos también por otros testimonios) que cuando la gente, de forma pacífica, se manifiesta en la calle para exigir el derecho de autodeterminación de su pueblo, es detenida, sin distinción alguna: personas mayores, jóvenes, niños o mujeres. Se les “da un repaso”, para que les sirva de escarmiento. Pero estas medidas represivas no arredran a los saharauis que viven en el territorio ocupado, sino todo lo contrario. Les da más fuerza para continuar en la lucha. La idea de la monarquía marroquí es genocida (exactamente igual que lo que hacen en los israelíes en Cisjordania y Gaza) maltratarlos para que se vayan de su patria, perseguirlos, encerrarlos, destruirlos porque son un obstaculizan sus proyectos expansionistas.
Los saharauis, tanto de Tinduf, del territorio ocupado o del exilio, valoran y agradecen el apoyo que reciben del pueblo canario y de una buena parte del pueblo español, y de otros lugares del mundo. Pero no llegan a entender la doble moral de la misma España, y de otros países de la comunidad europea, a los que Marruecos incluso humilla, imponiéndoles tratados de pesca en unas aguas que nadie reconoce que sean de ese país. Hemos visto hace unos días el caso del pesquero de Arguineguín que fue detenido y llevado a la antigua Villa Cisneros, esgrimiendo unos argumentos que son muy discutibles. Solamente fue liberado cuando el armador pagó 24.000 euros de multa. Sabiendo la corrupción existente en Marruecos (y lo afirmo por experiencias personales en ese país) sabe Dios a manos de quien ha ido a parar esa notable cantidad.
España es el país que colonizó el Sahara y luego realizó una pésima descolonización.. Sigue siendo la responsable de encabezar ese proceso, pero no ha ido a defender en ningún foro internacional el derecho de los saharauis a la autodeterminación y a poseer una nación independiente. Es más, muchos políticos españoles y personas interesadas en mantener negocios en Marruecos, consideran que el Sahara forma parte de la corona marroquí, aunque no sea cierto. Lo cierto es que en este “impasse”, Marruecos se aprovecha de la situación y saca su beneficio, aunque parte de su pueblo tenga que emigrar para poder sobrevivir.
José M. Balbuena Castellano
Fuente:elbordon
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